La bodega de Santo Domingo

martes, 14 de octubre de 2008

LA BODEGA DE SANTO DOMINGO


En los boletines oficiales de provincia de Cáceres correspondientes a los días 24, 27 y 31 de marzo de 1838. En ellos hay una detallada relación de los muebles, enseres, ornamentos, existencias en víveres, cantidad y clase de ganados y demás efectos del convento de los padres dominicos de Plasencia, recogida por las oficinas de Rentas y Arbitrios de Amortización (la de Mendizábal) de esta provincia para ser subastada.
Esta lista ocupa seis páginas completas de los boletines. En ellas se detallan, entre los muebles y efectos, desde «un perol grande» a una «olla de campaña», «una chocolatera de cobre» o «tres trévedes de hierro sumamente usadas». Y así son señalados mas de 400 objetos.
Nos detallan los boletines, por ejemplo, cosas corno «un cubo de madera con barretas de hierro para sacar agua de la cisterna que hay en el refectorio» (que hoy existe). «En dicho refectorio, prosigue la relación, hay un bodegón pequeño, (que también se conserva) en el que se halla una tinaja con tres arrobas de vinagre».

Sabido es que la Orden Dominica ha sido de siempre aficionada a la buena mesa- Y no hay buena comida si no está acompañada de un buen. vino. También es sabido aquel dicho Que dice que ‘para ser un buen dominico, es menester ser hombre de grueso cuello y sufrido y ancho estómago’. Y los predicadores de Plasencia, a juzgar por cómo tenían provista su despensa y dotada su bodega, seguían fielmente la tradición.
Pero hoy nos ocuparemos, solamente y de una forma resumida, de lo que fue la bodega del convento dominicano.
En los boletines mencionados nos detallan lo que había en ella: 4l tinajas empotradas, algunas inservibles. En ellas se guardaban 48 arrobas de aceite y seis de borras También había cuatro pellejos viejos para vino; dos mas al uso; seis tinajas con 120 cántaros de vinagre; una tinaja, sita la derecha, con cabida para 90 cántaros; 16 tinajas empotradas de diversa cabida , una cuba grande de madera con cinchos de hierro y 120 cántaros de capacidad; otra, de madera, con cuatro cinchos de hierro y cabida para 110 cántaros; otra, asimismo de madera, con cuatro cinchos, de 40 cantaros; otra, del mismo tipo, con 77 cántaros de cabida; una cubeta pequeña, de 10 arrobas; 48 canillas de tinajas; una tinaja llena. con 40 cántaros de vino; dos tinajas de50 cántaros, dos de 44 cántaros, dos de 16 y dos de 38; así como otras con capacidad para 40, 12, 5, 16, 30, :38, 36, 54; una más con seis cántaros de aguardiente; ocho tinajas vacías; o una cuba vacía de madera, de 50 cántaros de cabida
Aparte de esta relación, los boletines enumeran todos los utensilios que se empleaban para las tareas propias de una bodega, que no detallamos para no alargar este trabajo, visto que, por los expuesto, demuestra lo bien que estaba dotada la bodega de los dominicos, ya en su época de decadencia. Este hecho nos hace pensar en cómo sería la bodega en sus tiempos de esplendor
El vino de esta bodega procedía de la uva que se producía y recolectaba en el viñedo de Calzones’, en la sierra de Santa Bárbara, y se elaboraba en la bodega que aún existe y que, también, nos describe Pascual Madoz, en 1844. Sólo diré que es una bodega excavada en roca, de tres niveles, con un ingenioso sistema de elaborar el vino en la parte superior y, que en el caso de reventar alguna tinaja al fermentar el vino, éste quedaba recogido en la parte inferior, en otras tinajas.
La cabida de esta bodega era de unos 2000 cántaros
Finalmente, diremos lo que nos cuenta Alejandro Matías Gil., en ‘Las Siete Centurias’, sobre cómo celebraran y festejaron los dominicos la expulsión de los jesuitas (sus grandes rivales en el campo religioso y educativo) decretada por orden del rey Carlos 111. el dos de abril de 1767. Matías nos dice «Los orgullosos dominicos del convento de esta ciudad, y en el mismo día, celebraron la expulsión de los jesuitas con una opípara comida en comunidad.
Este dato es debido a referencia fidedigna de un individuo, hijo del convento de San Vicente. Las dos ordenes, de jesuitas y predicadores, estaban enceladas, y la comunidad no podía menos de reflejar las pasiones de los individuos que la formaban, como ha sucedido, sucede y sucederá siempre».


J.M. VAZQUEZ GONZALEZ (+) de la A.C.P

SEMBRANDO INQUIETUDES. A.C.P. "PEDRO DE TREJO"

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