Artistas placentinos del corcho
lunes, 14 de julio de 2008
ARTISTAS PLACENTINOS DEL CORCHO
DON CASIANO SEVILLA
El año 1.914 visitó Plasencia el Rey Alfonso XIII, el cual venía a conocer las Hurdes, pues el doctor Marañón que era su médico de cabecera las había visitado anteriormente y quedó tan impresionado de lo que vio que se lo contó al Rey, el cual quiso verlo personalmente.
Entre los regalos que se le hicieron había una talla de corcho la cual le gustó tanto al rey que quiso saludar al artista. Este artista era Casiano Sevilla, padre de Antonio Sevilla, que también era escultor de corcho.
Al saludarlo el Rey le dijo que le pidiera algo a cambio de la talla y Casiano Sevilla le dijo al Rey: " Majestad a mí me gustaría tener el título de Don, para que la gente me llamase Don Casiano." Esto era lo que menos se podía esperar el monarca, y tanta gracia le hizo que le prometió que lo tendría. Al cabo de un tiempo recibió Casiano un certificado de la Casa Real en el que se le comunicaba que su Majestad le confería el título de Don. Y desde aquel día fue Don Casiano Sevilla.
El año 1.914 visitó Plasencia el Rey Alfonso XIII, el cual venía a conocer las Hurdes, pues el doctor Marañón que era su médico de cabecera las había visitado anteriormente y quedó tan impresionado de lo que vio que se lo contó al Rey, el cual quiso verlo personalmente.
Entre los regalos que se le hicieron había una talla de corcho la cual le gustó tanto al rey que quiso saludar al artista. Este artista era Casiano Sevilla, padre de Antonio Sevilla, que también era escultor de corcho.
Al saludarlo el Rey le dijo que le pidiera algo a cambio de la talla y Casiano Sevilla le dijo al Rey: " Majestad a mí me gustaría tener el título de Don, para que la gente me llamase Don Casiano." Esto era lo que menos se podía esperar el monarca, y tanta gracia le hizo que le prometió que lo tendría. Al cabo de un tiempo recibió Casiano un certificado de la Casa Real en el que se le comunicaba que su Majestad le confería el título de Don. Y desde aquel día fue Don Casiano Sevilla.
ANTONIO SEVILLA GONZALEZEn el día 25 de Agosto del año 1983, día de la Asunción de la Virgen se nos fue para siempre Antonio Sevilla, uno de los mejores artistas que ha tenido Plasencia y único en la muy difícil técnica de tallar el corcho, materia tan fácil como engañosa que él supo elevar a la categoría de talla artística, logrando hacer retratos, caricaturas, cuadros etc.de un realismo y belleza increíbles. Sus fabulosos Quijotes y Sanchos, su conde de Romanones, Manolete ( repetido más de cien veces), Marañón, Benavente y mil personas más de la vida pública de España. También personajes populares y pintorescos de la vida local realizados en maravillosas tallas; Pilouto, Martin Carona, Polo Taravillo, Palomero etc…
Las grandes estrecheces económicas, las mil y una enfermedades que le acecharon durante toda su vida le obligaron a dejar a la edad temprana su oficio de albañil y seguir los pasos de su padre (Cayetano Sevilla, notable tallador del corcho, de vida bohémica, artista que murió joven)
Su mujer María Lorenzo que fue una maravillosa compañera que nunca se quejo y supo estar apoyando a Antonio, en todo momento y circunstancias, pese al genio que en alguna ocasión sacaba el artista y al apoyo que le prestó su numerosa prole, que también desde muy pequeños ayudaban a sus padre en la elaboración de tapones, industria que era el principal ingreso de la familia, pues la venta de las tallas era escasa y mal pagada y en aquella época poco comprendida.
Los afanes de sus ansias de darse a conocer y ser apreciado, como que era y se sentía un Artista.
A continuación , reproducimos la entrevista del periódico “El Regional” del 9 de junio de 1970:Con motivo de la exposición de algunas de sus obras en el Círculo Placentino, de que dimos cuenta en nuestro número del 26 pasado, hemos charlado brevemente con este artista amigo y transcribimos algo de los que nos dijo.
Cuenta 65 años y es natural de Plasencia. Tiene seis hijos. Su padre, de quien heredó la vocación artística y la maestría, se llamó don Casiano Sevilla Bodeguero. Le preguntamos.
- ¿Hay en España alguien conocido que se dedique a este arte de las figuras en corcho?
- Ninguno; así categóricamente.
- ¿Cómo se explica esta vocación suya?
- Por recibida de mi padre, mi único maestro y único y original artista en este género.
- ¿Tiene Ud. discípulos?
- Ni siquiera mis hijos, solamente una hija tenía decidida vocación y actitud, pero ella, como los demás, tuvieron que trabajar para ayudar a la familia desde muy temprana edad; ésta además se vio precisada a prestar asiduos y penosos cuidados a su madre atacada de parálisis incurable y luego contrajo matrimonio y las obligaciones de su nuevo estado la impidieron ya definitivamente cultivar este arte del corcho.
- ¿Por qué siendo Ud. a nuestro juicio, único y original artista en este género no le vemos sobresalir nacional e internacionalmente?
- Por que he vivido en una situación constante de completo desamparo, falto de estímulos y medios económicos, todo lo cual me ha impedido una dedicación completa a mi arte y consiguientemente, el darme a conocer. Me he visto siempre obligado a trabajar en otras cosas para ganar el necesario sustento de toda mi familia.
- ¿Cuál es la situación actual de su producción artística?
- Más favorable, pero he de decir que esta producción es colocada mayormente entre extranjeros que directamente me lo solicitan, haciendo gran estima de mis trabajos, lo que en pocos casos sucede entre los nacionales.
- ¿No tuvo nunca algún mecenas o protector?
- Nunca en los tiempos pasados. En estos últimos años sólo la Caja de Ahorros me otorgó un donativo de ayuda para unas exposiciones que realicé en Valladolid y Toledo, donde obtuve franco éxito artístico y realicé algunas ventas estimulantes; y así es como me voy defendiendo.
-¿No trabaja más que el corcho?
- También la madera y escayola, pero estas materias las tengo abandonadas.
- ¿Por qué no abre Ud. una academia para dejar discípulos que aun pudieran aventajarle en este arte original?
- Lo haría con gran placer y sería la mayor satisfacción de mi vida, pero sigo sin medios para poder realizar esta idea, truncada ya en muchas ocasiones. Debo lamentar que cuando yo desaparezca este arte mío sufrirá un largo eclipse, porque pienso que a muy pocos puede seducir el mismo con su humilde apariencia, aunque entraña una exigencia de vocación y genio, como los demás y tiene su especial manifestación de belleza.
Terminamos con un fuerte apretón de manos y deseándole a nuestro buen amigo y gran artista Sevilla, que alcance a ver la realización de sus mejores aspiraciones.
Las grandes estrecheces económicas, las mil y una enfermedades que le acecharon durante toda su vida le obligaron a dejar a la edad temprana su oficio de albañil y seguir los pasos de su padre (Cayetano Sevilla, notable tallador del corcho, de vida bohémica, artista que murió joven)
Su mujer María Lorenzo que fue una maravillosa compañera que nunca se quejo y supo estar apoyando a Antonio, en todo momento y circunstancias, pese al genio que en alguna ocasión sacaba el artista y al apoyo que le prestó su numerosa prole, que también desde muy pequeños ayudaban a sus padre en la elaboración de tapones, industria que era el principal ingreso de la familia, pues la venta de las tallas era escasa y mal pagada y en aquella época poco comprendida.
Los afanes de sus ansias de darse a conocer y ser apreciado, como que era y se sentía un Artista.
A continuación , reproducimos la entrevista del periódico “El Regional” del 9 de junio de 1970:Con motivo de la exposición de algunas de sus obras en el Círculo Placentino, de que dimos cuenta en nuestro número del 26 pasado, hemos charlado brevemente con este artista amigo y transcribimos algo de los que nos dijo.
Cuenta 65 años y es natural de Plasencia. Tiene seis hijos. Su padre, de quien heredó la vocación artística y la maestría, se llamó don Casiano Sevilla Bodeguero. Le preguntamos.
- ¿Hay en España alguien conocido que se dedique a este arte de las figuras en corcho?
- Ninguno; así categóricamente.
- ¿Cómo se explica esta vocación suya?
- Por recibida de mi padre, mi único maestro y único y original artista en este género.
- ¿Tiene Ud. discípulos?
- Ni siquiera mis hijos, solamente una hija tenía decidida vocación y actitud, pero ella, como los demás, tuvieron que trabajar para ayudar a la familia desde muy temprana edad; ésta además se vio precisada a prestar asiduos y penosos cuidados a su madre atacada de parálisis incurable y luego contrajo matrimonio y las obligaciones de su nuevo estado la impidieron ya definitivamente cultivar este arte del corcho.
- ¿Por qué siendo Ud. a nuestro juicio, único y original artista en este género no le vemos sobresalir nacional e internacionalmente?
- Por que he vivido en una situación constante de completo desamparo, falto de estímulos y medios económicos, todo lo cual me ha impedido una dedicación completa a mi arte y consiguientemente, el darme a conocer. Me he visto siempre obligado a trabajar en otras cosas para ganar el necesario sustento de toda mi familia.
- ¿Cuál es la situación actual de su producción artística?
- Más favorable, pero he de decir que esta producción es colocada mayormente entre extranjeros que directamente me lo solicitan, haciendo gran estima de mis trabajos, lo que en pocos casos sucede entre los nacionales.
- ¿No tuvo nunca algún mecenas o protector?
- Nunca en los tiempos pasados. En estos últimos años sólo la Caja de Ahorros me otorgó un donativo de ayuda para unas exposiciones que realicé en Valladolid y Toledo, donde obtuve franco éxito artístico y realicé algunas ventas estimulantes; y así es como me voy defendiendo.
-¿No trabaja más que el corcho?
- También la madera y escayola, pero estas materias las tengo abandonadas.
- ¿Por qué no abre Ud. una academia para dejar discípulos que aun pudieran aventajarle en este arte original?
- Lo haría con gran placer y sería la mayor satisfacción de mi vida, pero sigo sin medios para poder realizar esta idea, truncada ya en muchas ocasiones. Debo lamentar que cuando yo desaparezca este arte mío sufrirá un largo eclipse, porque pienso que a muy pocos puede seducir el mismo con su humilde apariencia, aunque entraña una exigencia de vocación y genio, como los demás y tiene su especial manifestación de belleza.
Terminamos con un fuerte apretón de manos y deseándole a nuestro buen amigo y gran artista Sevilla, que alcance a ver la realización de sus mejores aspiraciones.
SEMBRANDO INQUIETUDES. A.C.P. PEDRO DE TREJO.
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