Privilegio del alcalde de Plasencia
domingo, 21 de septiembre de 2008
PRIVILEGIO DEL ALCALDE DE PLASENCIA
UN CURIOSO PRIVILEGIO DEL ALCALDE DE PLASENCIA
Periódico “El Regional” - martes 14 de marzo de 1967
La extraordinaria afluencia de fieles a los cultos solemnes de la Semana Santa en la Catedral de Plasencia hace que sea conocidísima la costumbre de comulgar el Jueves Santo el Alcalde de la ciudad emparejado con uno de los Canónigos. Se trata de un privilegio singular que tiene incluso episodios pintorescos en su historia.
La Sagrada Liturgia prescribió siempre que los seglares comulgaran después que los clérigos. Y así lo sigue ordenando. No obstante el Presidente de la Corporación Municipal comulga el Jueves Santo apenas lo han hecho los Canónigos que ofician en el Altar y acompañado del más caracterizado de los que están en el Coro. Este privilegio va unido a la concesión de otros dos de menos relieve: el recibir una llave del Sagrario del Monumento y acercarse a adorar la Cruz el Viernes Santo después de los Canónigos y acompañado del más antiguo de los Beneficiados.
No he podido encontrar documentos fehacientes del comienzo de lo que tal vez al principio fue tan solo una devoción más o menos antilitúrgica. Pero era costumbre inmemorial cuando a fines del siglo XIX un Obispo ejemplar – Casas y Souto – la creyó una corruptela inadmisible y en Santa Visita Pastoral mandaba al Deán en octubre de 1880 que de no existir el privilegio de que se venía usando se diera cortés aviso - al Alcalde – para que no se presentara a recibir la Comunión sino después de todo el Clero y que igualmente dejara de hacérsele entrega de la llave del Monumento.
O el aviso no fue cortés o hubo excesiva susceptibilidad o las pruebas no estaban claras, lo cierto es que en alborotada sesión municipal de enero de 1881, el Ayuntamiento acordó no volver corporativamente a la Catedral mientras no se reintegraran al Alcalde los derechos de que siempre había disfrutado en la Semana Mayor. El acuerdo no se comunicó al Cabildo hasta el miércoles santo y aquel año se suspendió la tradicional costumbre con comentarios para todos los gustos. Y a los pocos días una pintoresca consecuencia. El Cabildo, como todos los años, organizó, cumpliendo una Real Orden, solemnes funerales en la Catedral por los muertos del 2 de mayo de 1808 y, como siempre, invitó al Ayuntamiento. Contestó éste excusándose en cumplimiento de su acuerdo. A la vez enviaba al Cabildo atenta invitación para el funeral que la corporación había organizado para el mismo día y a la misma hora en la parroquia del Salvador. Estaba al frente de ella el tristemente célebre Cura Mora. Las actas de la época no registran en que dirección se volcaron los patriotas para rogar por los héroes de la Independencia.
Volvamos al privilegio del Alcalde. Las cosas no podían continuar así. Se acudió a Roma exponiendo los hechos. Todos tenían interés en la solución cordial. La petición elevada a la Santa Sede fue debidamente informada por el Prelado. Y en junio del mismo año, exactamente el día 14, en sesión extraordinaria y jubilosa el Ayuntamiento revocaba el acuerdo tomado en enero por haberse recibido un Rescripto favorable de la Sagrada Congregación de Ritos fechado el 15 de mayo de 1881. En el se faculta al Alcalde de Plasencia para comulgar el Jueves Santo con el Canónigo más autorizado de los oficiantes. También a recibir una llave del Sagrario del Monumento siempre que esta no sea la real sino una simbólica.
Exceptuados los años de laicismo oficial ningún Alcalde ha olvidado tan singular y honroso privilegio.
Periódico “El Regional” - martes 14 de marzo de 1967
La extraordinaria afluencia de fieles a los cultos solemnes de la Semana Santa en la Catedral de Plasencia hace que sea conocidísima la costumbre de comulgar el Jueves Santo el Alcalde de la ciudad emparejado con uno de los Canónigos. Se trata de un privilegio singular que tiene incluso episodios pintorescos en su historia.
La Sagrada Liturgia prescribió siempre que los seglares comulgaran después que los clérigos. Y así lo sigue ordenando. No obstante el Presidente de la Corporación Municipal comulga el Jueves Santo apenas lo han hecho los Canónigos que ofician en el Altar y acompañado del más caracterizado de los que están en el Coro. Este privilegio va unido a la concesión de otros dos de menos relieve: el recibir una llave del Sagrario del Monumento y acercarse a adorar la Cruz el Viernes Santo después de los Canónigos y acompañado del más antiguo de los Beneficiados.
No he podido encontrar documentos fehacientes del comienzo de lo que tal vez al principio fue tan solo una devoción más o menos antilitúrgica. Pero era costumbre inmemorial cuando a fines del siglo XIX un Obispo ejemplar – Casas y Souto – la creyó una corruptela inadmisible y en Santa Visita Pastoral mandaba al Deán en octubre de 1880 que de no existir el privilegio de que se venía usando se diera cortés aviso - al Alcalde – para que no se presentara a recibir la Comunión sino después de todo el Clero y que igualmente dejara de hacérsele entrega de la llave del Monumento.
O el aviso no fue cortés o hubo excesiva susceptibilidad o las pruebas no estaban claras, lo cierto es que en alborotada sesión municipal de enero de 1881, el Ayuntamiento acordó no volver corporativamente a la Catedral mientras no se reintegraran al Alcalde los derechos de que siempre había disfrutado en la Semana Mayor. El acuerdo no se comunicó al Cabildo hasta el miércoles santo y aquel año se suspendió la tradicional costumbre con comentarios para todos los gustos. Y a los pocos días una pintoresca consecuencia. El Cabildo, como todos los años, organizó, cumpliendo una Real Orden, solemnes funerales en la Catedral por los muertos del 2 de mayo de 1808 y, como siempre, invitó al Ayuntamiento. Contestó éste excusándose en cumplimiento de su acuerdo. A la vez enviaba al Cabildo atenta invitación para el funeral que la corporación había organizado para el mismo día y a la misma hora en la parroquia del Salvador. Estaba al frente de ella el tristemente célebre Cura Mora. Las actas de la época no registran en que dirección se volcaron los patriotas para rogar por los héroes de la Independencia.
Volvamos al privilegio del Alcalde. Las cosas no podían continuar así. Se acudió a Roma exponiendo los hechos. Todos tenían interés en la solución cordial. La petición elevada a la Santa Sede fue debidamente informada por el Prelado. Y en junio del mismo año, exactamente el día 14, en sesión extraordinaria y jubilosa el Ayuntamiento revocaba el acuerdo tomado en enero por haberse recibido un Rescripto favorable de la Sagrada Congregación de Ritos fechado el 15 de mayo de 1881. En el se faculta al Alcalde de Plasencia para comulgar el Jueves Santo con el Canónigo más autorizado de los oficiantes. También a recibir una llave del Sagrario del Monumento siempre que esta no sea la real sino una simbólica.
Exceptuados los años de laicismo oficial ningún Alcalde ha olvidado tan singular y honroso privilegio.
De D. Manuel Sanchez Mora.
SEMBRANDO INQUIETUDES. A.C.P, PEDRO DE TREJO.
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